Se observó el comportamiento de dos rebaños de cabras criollas ramoneando un bosque seco tropical. Cada mañana, después del ordeño, los animales salieron del corral formando un solo grupo el cual se dividió en subgrupos a medida que se internaba en el bosque, hasta llegar a la mínima expresión familiar de una madre con su hija o hijas producto de pariciones cercanas. Las cabras seguian rutas y utilizaban áreas fijas durante todo el año, excepto durante la época de lluvias intensas cuando alteraban su curso normal al buscar protección contra el agua y las plagas, disminuyendo el tiempo de alimentación. Los machos siguieron al rebaño separadamente. El consumo de agua se realizó durante la mañana al salir y/o en la tarde al regresar a la majada donde se iniciaba el proceso de la rumia. Durante la noche, en el corral, las cabras constituyeron núcleos de animales emparentados, manteniendo cierta cohesión al salir a ramonear.
INTRODUCCION
El estudio del comportamiento de la cabra, en el sistema extensivo ha sido muy exiguo (6). La afirmación se debe fundamentalmente al bajo perfil que la especie caprina posee dentro del sector pecuario en el plano mundial, especialmente en lo que se refiere a cifras absolutas. Sin embargo, a pesar de ser ignorada por las estadísticas, la cabra tiene gran importancia en el contexto de la economía de un buen número de familias rurales en los países
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subdesarrollados a través del autoconsumo y comercio directo de muchos de sus productos y subproductos. La explotación de estas cabras, se conduce bajo sistemas extensivos cuya base alimenticia está constituida por diversas partes de numerosas especies vegetales de diferentes estructuras y calidades (9).
Dentro del grupo de autores que ha estudiado el comportamiento de los herbívoros ya sea domésticos o no, son pocos los que han utilizado a la cabra (6) como objeto de la investigación. Estos estudios han sidó conducidos para mejorar los métodos de manejo de rebaños de distintas especies domésticas (8).
Esta nota es resultado de un trabajo dedicado a determinar las especies vegetales consumidas por caprinos en el bosque seco tropical y su posterior análisis proximal, ya concluido y publicado (9). Los animales eran encerrados durante la noche y se soltaban a las 7 am, una vez concluido el ordeño. Después de salir las cabras eran seguidas a cierta distancia y observadas con binoculares (9) para evitar que su patrón de comportamiento pudiera afectarse, tal como lo señana McMahan (1l). Las observaciones se hicieron una semana de cada cuatro que transcurrían,en el año que duró el proceso investigativo y durante las primeras 4 a 5 horas de ese día.
El patrón de comportamiento de la cabra fué en general, constante día a día y comprendió una recorrida por la zona donde ramoneaba (consumo de hojas y frutos de las plantas). Después del ordeño en la mañana, el rebaño era dejado en libertad; una vez que éste salía a la majada, comenzaba a sufrir un proceso constante de división en subgrupos que continuaba en el mismo bosque donde se internaba. La última expresión de estas subdivisiones la constituía la cabra y su cría o crías hembras de sus partos más cercanos. El esquema de este comportamiento se presenta en la figura 1 y se ha denominado patrón de «cuernos de venado» por su similitud con la cornamenta de esos herbívoros.
FIGURA 1. Esquema del patrón de división que sigue el rebaño durante el ramoneo.
Los grupos y subgrupos que se formaban día a día lo hicieron en forma constante, es decir, tenían el mismo número y clase de miembros y poseían ciertos nexos familiares, Algunas veces se observó la permanencia de animales en la majada para tomar agua. Anteriormente, se hizo referencia al sexo, debido a que muchos criadores acostumbran a soltar sus crías hembras con sus madres cuando éstas alcanzan los dos meses de edad, época en la que venden la gran mayoría de sus crías machos para sacrificio. Sólo algunos machos (menos del 10% de las crías) son mantenidos en el rebaño para su uso ulterior como padrotes, dentro o fuera del hato. Los machos adultos del rebaño, se mantuvieron cerca de éste formando grupos aparte, juntándose de
nuevo en el corral del hato. Similares observaciones son referidas por Arnold y Dudzinski (1) quienes afirman que las hembras adultas y los animales jóvenes usaron ciertas áreas en forma fija, las cuales fueron alteradas por la estación climática. Afirman estos autores que los machos se asociaron en grupos y se reunían con las hembras durante la estación de monta. Las rutas seguidas por los rebaños, generalmente, eran influenciadas por la presencia de una especie vegetal en particular. La planta más atractiva fue el caimito (Bumelia obtusifolia) de la cual consumían sus hojas frescas directamente del árbol, las hojas que caían y sus frutos*. Este comportamiento es muy parecido al de cabras observadas por McMahan (1l) las cuales siguieron la ruta señalada por árboles y arbustos de gran frondosidad, fundamentalmente el roble, aunque esos animales cambiaron sus rutas todo el tiempo. Ahora que se ha mencionado a la B. obtusifolia, es menester relatar que después de consumir el fruto de este árbol, la cabra expulsa en sus heces la semilla, ésta es una especie de nuez recubierta por una dura capa que el animal toma del suelo y mastica rompiéndola, para luego engullir todo el material que constituye dicha semilla. Parece ser que la semilla sufre en el tracto digestivo del animal un proceso de escarificación que hace más fácil su rompimiento al ser masticada por el animal.
IVÁN HERNÁNDEZ ACOSTA
lng. Agr. Ph.D, Instituto de Investigaciones Agronómicas, Facultad de Agronomía, Universidad del Zulia, Apartado 526, Maracaibo – Venezuela