Las estadísticas internacionales de FAO y USDA muestran que la carne de cabra es ampliamente consumida en el mundo y que representa alrededor de un 5% del consumo de carnes rojas, lo que significó más de 3,5 millones de toneladas anuales en 1997.
Fundamentalmente la producción y consumo se realiza en los países subdesarrollados, los que representan el 97% del volumen total de ambas variables.
El comercio internacional de carne de cabra alcanza a 22.000 ton, lo que significa un 0,6% de la producción mundial lo que, a nuestro juicio, lo transforma en un mercado altamente inestable por su marginalidad, a pesar que en los tres últimos años de estadísticas conocidas, ha sido estable.
El principal exportador de carne de cabra es Australia que cubre un 59% del volumen total y cuyas exportaciones son a partir de «feral goats» o cabras salvajes. En la literatura se registran algunos intentos de industrializar la producción australiana a través de la mejora genética de los rebaños.
El precio actual de exportación por menor (un container de 20 toneladas), Fob Sidney es de US$ 2.2 por kilo congelado.
También existe un volumen de comercio de ganado en pie para mataderos que alcanza a 2.800.000 cabezas equivalentes a 33.000 toneladas de carne.
Los grandes importadores de carne y de ganado en pie son los Países Arabes, quienes no consumen carne de cerdo, siendo Kuwait el mayor importador neto de carne, y Arabia Saudita el más grande importador de ganado en pie, debido principalmente a que por razones religiosas prefieren faenar su carne.
La carne de cabra se consume en el mundo subdesarrollado por tradiciones y hábitos, sin duda motivados en la disponibilidad que desde antiguo ha existido de este animal, que fue de los primeros domesticados, y cuyas características de rusticidad y resistencia lo hacen adecuado a economías pobres.
La demanda en los países desarrollados está dada por las poblaciones de inmigrantes desde países subdesarrollados y la manutención de sus tradiciones, y por la moda de las comidas étnicas, cada vez más comunes en dichos países.
En Francia existe un mercado más sofisticado, que se origina en la crianza y engorda de cabritos procedentes de rebaños lecheros. La carne se comercializa regularmente en supermercados y tiene un buen posicionamiento entre los productos de más valor.
La carne de cabra tiene un menor contenido en grasas saturadas que las demás carnes rojas y aún menor que la carne de pollo. Este hecho podría motivar un aumento en el interés por su consumo en los países de mayor ingreso