La práctica de la inseminación artificial tiene la gran ventaja para el ganadero que la pone en práctica de actuar de una forma muy eficaz en la mejora genética de su ganadería. Los machos al tener una descendencia más numerosa poseen una influencia muy marcada en los niveles productivos de los rebaños. Por medio de la inseminación, se pueden utilizar machos con un potencial genético contrastado. En países como Francia donde se lleva un esquema de selección muy preciso, se puede ver la influencia del uso de la inseminación en las ganaderías en el siguiente esquema: cuanto mayor es el % de hembra nacidas por inseminación los niveles productivos alcanzados son superiores en cuanto a Kg. de leche y queso (datos expuestos en París en la SIA 2002).
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Otro punto en el que se puede influir claramente es en la calidad de la leche. En Francia la producción lechera va dirigida a la elaboración de quesos y por lo tanto los valores cualitativos de grasa y proteína son de máxima importancia. En el siguiente cuadro se puede observar cómo el uso de la inseminación influye directamente en la composición de la leche de un rebaño: cuanto mayor es el % de hembras nacidas por inseminación en un rebaño, mayor son los valores alcanzados en cuanto a la producción de grasa y proteína.