La lombricultura

En muchos países, en el curso de los últimos tres años, la reproducción de lombrices está despertando un especial interés; en primer lugar, por curiosidad y, después, por las expectativas de beneficio. cualquier persona se puede dedicar a producir lombrices, independientemente del tipo de actividad principal que desarrolle y del tiempo libre de que disponga, siempre que cumpla la condición de respetar escrupulosamente algunas reglas básicas.

Para cada tipo de explotación, el productor tiene que tener bien claras algunas ideas base de cómo debe dirigirla y, sobre todo, tiene que haber analizado y valorado adecuadamente el objetivo que persigue. Por ejemplo, si desea lombriz rojaproducir carne o humus o si pretende utilizar a la lombriz en una acción ecológica de transformación de residuos industriales o urbanos, analizando cual es el tipo de mercado que existe para los productos y subproductos de la propia explotación o si, finalmente, desea montar una explotación en plan de «hobby», tiene que saber cual es la producción deseada, ya sea de humus, de lombrices vivas para la pesca o de otra cosa.

Este tipo de explotación tiene un gasto de inversión inicial mínimo, necesita pocas horas y poca mano de obra para atenderlo, ya que una sola persona lo puede llevar, dedicando unos pocos minutos o máximo una hora a la semana. Se basa esta explotación en unas cajas o cajones eco lógicos de dimensiones mínimas de 40x70x 15 cm, que puedan llegar a tener 1 m de longitud, 50 cm de anchura y 20-30 cm de altura. Las cajas ecológicas están construidas de madera, con la tapa y la base perforadas, de modo que permiten, en unos casos, la aireación de la comida y, en otros, el drenaje del agua procedente de su riego.

Para la alimentación será suficiente colocar en la caja residuos orgánicos del hogar y/o paja, hojas, tallos, etc. Hay que excluir aquí el nylon, amén de todo tipo de metales y vidrio.

A falta de estos alimentos, las lombrices también pueden ser alimentadas con papel y cartón, bien empapado en agua, ya que son muy voraces y les encanta la celulosa; por esta razón, se las puede alimentar asimismo con serrín y con viruta de madera, siempre que ésta proceda de árboles pobres en resina. En general, hay que tener cuidado con las maderas de coloración rojiza, porque suelen contener tanino. La lombriz moriría si ingiere el ácido tánico que contienen las coníferas en general y también muchas plantas resinosas.
A las lombrices también les encantan los posos de café, té, manzanilla, etc.

Si la caja se coloca en un lugar ni excesivamente frío, ni excesivamente caliente, será necesario dividir a la población original en dos cada 90 días, durante el período invernal y en tres, durante el verano. De esta división se originan una, dos o tres nuevas cajas ecológicas, cada una de ellas de idénticas dimensiones que la primera y con la misma población inicial.

Si el nuevo productor no desea ampliar su mini-criadero puede separar las lombrices pequeñas de las adultas destinando estas últimas a la pesca, colocándolas en su propio jardín o utilizándolas como comida para los pájaros, peces y otros animales, tales como gallinas, pavos, ranas, etc. Realmente, la utilización de la lombriz viva sobrante es múltiple: acuarios, etc.

Contrariamente a lo que se piensa, la lombriz no come las raíces de las plantas ni de las flores si no que, por el contrario, ayuda a su desarrollo gracias a su enorme capacidad para perforar el terreno ya su infatigable generación de un fertilizante de óptima calidad; sus desechos se llaman normalmente HUMUS. En una explotación industrial se obtiene una producción del orden de «50.000-60.000 pequeños tractores» cada metro cuadrado, que no consumen gasolina, ni polucionan la atmósfera.

Los tres aspectos más importantes que debe tener en cuenta un criador novel de uno de estos mini-criaderos (caja ecológica) son: la ubicación, la temperatura y la luz.
La explotación industrial de la lombriz roja, es factible realizarla en un terreno totalmente libre sin ningún tipo de estructura fija, como por ejemplo, cobertizos, invernaderos, contenedores de cemento, hormigón, madera, hierro, etc. Tampoco es preciso trabajar con luz artificial ni con instalaciones fijas de riego para mantener los habitáculos en su adecuado nivel de humedad ni con calefacción y/o acondicionadores de ambiente para obtener las condiciones de medio óptimas.

La lombriz es conocida desde tiempo inmemorial como el animal ecológico por definición. Transforma todos los residuos de la sociedad humana convirtiéndolos en un humus de óptima calidad, que devuelve (retorna) al suelo, revitalizándolo; además, es muy útil y conocido el empleo de su carne. Analizando estas frases con inteligencia surgen las bases en las que se asientan la productividad y los beneficios que se pueden conseguir con este pequeño animal.
Es lógico pensar, que al paso que vamos, llegará un momento en que estaremos completamente inundados por los residuos y las basuras. Todas las grandes ciudades y proporcionalmente, también las pequeñas, tienen planteado el importante problema de la eliminación de los residuos urbanos, tanto en lo que se refiere a los de las simples cloacas, como los que afectan a los fangos de las grandes depuradoras.

En los últimos años se han construido diversas instalaciones de incineración de basuras, para hacer frente a estas necesidades, pero estas soluciones tienen poco de ecológicas. Sí, se queman los residuos urbanos, pero siempre surge el problema de deshacerse de sus cenizas.

Para el fango o para los lodos de las cloacas, otro gran problema, inabordable por el proceso de incineración, aun no se ha encontrado la solución que nos proteja, desde un punto de vista ecológico. Toda esta problemática puede ser afrontada con las lombrices, las cuales, con su incesante trabajo de regeneración, transforman, en un 100%, las basuras urbanas, así como el fango y los lodos, en fertilizante orgánico.

En Berna (Suiza), en San Francisco (USA) y en el Japón se están preparando unas importantes instalaciones que prevén una transformación diaria de 150 toneladas, aproximadamente, de virutas de madera y de otros residuos además : la explotación de lombrices es absolutamente inodora. Puede ubicarse en cualquier lugar Cualquier material orgánico ya putrefacto, sea estiércol o lodos residuales, en los que se coloque , la lombriz, no emitirán ningún mal olor a partir de las 23/36 horas posteriores a su introducción.

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