La presencia de una cornamenta es quizá la característica más conocida del perfil del ganado caprino. Cuando
pensamos en un macho cabrío en nuestra mente siempre aparece una imagen de un animal majestuoso dotado de una potente cornamenta. Esta imagen abstracta para la mayoría de las personas tiene su base genética, y es que los machos caprinos acornes ( ausentes de cuernos ) son animales que degeneran la especie y de los que hay que literalmente huir cuando se va a seleccionar machos para recría.
En la naturaleza los machos cabríos realizan terribles pruebas de resistencia en la época de celos chocando su poderosa cornamenta unos con otros, venciendo al final aquel que demuestre más fuerza y por lo tanto una cornamenta más potente. Es por esto que los cuernos se ligaron a la capacidad de reproducción y de desarrollo de los individuos de la especie caprina.
El descubrimiento de esta correlación se ha llevado a cabo cuando hacia el año 1944 se empezó a sospechar de la base genética porque los hijos de los machos acornes eran en un gran porcentaje infértiles y además demostraban caracteres sexuales intermedios ( ni machos ni hembras), con un claro aumento de machos sobre las hembras. Este es el resultado de que una especie entra en situación de alarma y genéticamente decide no continuar reproduciéndose; por ello pone en marcha mecanismos de disminución drástica de individuos fértiles aumentando los intersexos estériles y el número de machos sobre las hembras.
Los machos acornes se elegían en muchas ganaderías de tipo intensivo precisamente para evitar las luchas entre animales que con cuernos a veces resultaban peligrosas, y por lo tanto elegir machos acornes que daban una progenie acorne simplificaba el manejo y evitaba el descornado. Esta solución antinatural no tardó en dar sus frutos y el número de hermafroditas en estas explotaciones aumentó considerablemente.
No fue hasta 1962 cuando se estableció la relación de la herencia mendeliana del carácter con o sin cuernos. Un animal sin cuerno tiene por lo menos un gen dominante que denominaremos P (P=polled en inglés acorne) proveniente de su padre o de su madre y es el portador de la masculinización de las hembras y por lo tanto de la aparición de los hermafroditas. El gen para que el animal tenga cuernos es más débil que el gen para que sea acorne P y lo denominaremos p y es el que contrarrestaría los efectos del gen dominante acorne. Por lo tanto si un macho aparece sin cuernos y no se los han quemado previamente puede que sea P P o acorne puro, o bien P p o acorne impuro. Estos se pueden llegar a distinguir por la conformación del testuz.
Foto del testuz de caprinos acornes P P
Foto del testuz de caprinos acornes P p
Los machos más peligrosos de todos son los P P sobre todo cuando se cruza con una hembra sin cuernos también, tanto si es P P o P p . Los que son potencialmente peligrosos son los que son acornes impuros P p porque dependerá de la hembra con la que se crucen para dar problemas de hermafroditismo o no. Los que no ofrecen problemas son los machos con cuernos porque sus genes serán siempre pp y aunque se crucen con una hembra acorne pura P P su descendencia estará siempre protegida por el gen p que heredará de su padre.
Con todo lo expuesto cabe resaltar que no se debe elegir para semental un macho sin cuernos si no queremos arriesgarnos a padecer hermafroditismo en la explotación.