
En la publicación anterior hacía referencia al tamaño del queso y a la importancia de que la superficie quedase lisa antes de poner el queso a madurar.
En esta foto puedes ver cómo ha penetrado el moho dentro de la masa interior debido a una imperfección de la superficie.
Cuando el queso está bien sellado el florecimiento de la corteza en un proceso natural y nada preocupante, pero cuando hay desperfectos en la «piel» del queso el interior queda expuesto a agentes microbianos que al calor de la falta de aire y la mayor humedad , pueden proporcionar sabores no deseados.
En este caso habría que cortar la parte dañada y consumir el resto de la pieza.
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